El pasado 3 de noviembre en Aracataca, Magdalena, el Presidente Gustavo Petro y su ministra de salud, Carolina Corcho, en evento público, lanzaron el “Modelo de Salud Preventivo y Predictivo para una Colombia potencia mundial de la vida”. El programa lanzado tiene varios componentes, pero el énfasis aquel día se puso en los llamados “equipos médicos interdisciplinarios territoriales – EMIT”. Lo que podría percibirse en principio como un complemento para mejorar aspectos puntuales del actual sistema de salud -el reforzamiento de los llamados “servicios extramurales” a través de estos equipos-, es en realidad la punta de lanza de la reforma radical al sistema que se llevará al Congreso en febrero de 2023. La lógica esencial de los EMIT no encaja dentro del actual sistema, y por lo tanto es el primer escalón de su desmonte.
El Modelo de Salud Preventivo y Predictivo es uno de los ejes centrales del programa de gobierno del Pacto Histórico. De hecho, es el fundamento teórico de su plan de salud. Los adjetivos “preventivo” y “predictivo” se usaron explícitamente en el texto del programa de campaña para describir el tipo de sistema de salud que proponía ese partido.
El párrafo central del capítulo de salud decía que: “La red de prestadores conformará equipos médicos interdisciplinarios que cubrirán de manera activa y progresiva, todo el territorio nacional, comenzando por el área rural (…), y por los sectores más vulnerados de las ciudades”.
Adicionalmente, en el informe de empalme del sector salud, el equipo de Petro propuso, como línea de acción “para empezar a solucionar problemas prioritarios”, para los primeros 100 días, “iniciar la implementación del modelo preventivo y predictivo en el corto plazo” con la conformación de equipos de salud preventiva en el territorio.
El propio presidente Petro se encargó de subrayar este punto en su discurso de Aracataca, al destacar que el evento “daba inicio a un programa fundamental del Gobierno, que se prometió y debatió en campaña, que será transcrito de manera más concreta en el Plan de Desarrollo”.
Sin embargo, según los expertos consultados, el lanzamiento del modelo en Aracataca no es sólo el cumplimiento en sí mismo de un compromiso de campaña consistente en montar un programa, sino que constituye, al mismo tiempo, el primer paso de la reforma a la arquitectura básica del sistema de salud. Tal como se lo dijo a Ramón Abel Castaño (@RamonAbelC), experto en sistemas de salud y consultor independiente, “la reforma ya empezó y solo resta el trámite de la ley que desmonta el sistema actual”. Las líneas generales de esa reforma estructural son bien conocidas, aunque aún no existe un proyecto de ley formal: con las fuentes de financiamiento actuales, la actual Administradora de Recursos de la Salud (ADRES) se transformaría en un gran Fondo Único que le giraría los pagos a la red prestadora pública o privada, según las instrucciones que reciba de unos entes nuevos, denominados “territorios de salud”, organizados por una lógica puramente geográfica. En este esquema, las actuales EPS se vuelven redundantes y por lo tanto desaparecerían. Sin necesidad de ley, el modelo lanzado en Aracataca empieza a recorrer ese camino.
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