En una profunda investigación realizada por el portal La Silla Vacía, se dio a conocer la historia de tres españoles, muy cercanos a Gustavo Petro, que además de tener un pasado de corrupción, tienen claros intereses económicos en Colombia con la ayuda del actual presidente colombiano, esta es la historia.
“Si tuviésems al Petro allí, tío, sería un aliado de cojones, eh”
Esto lo dijo dice Xavier Vendrell en una interceptación telefónica de la justicia española del año 2019. Vendrell, un político catalán enjuiciado por corrupción en España, es amigo cercano de Gustavo Petro y Verónica Alcocer, y hoy está recogiendo los frutos de esa amistad con privilegios en Colombia. No es el único español.
Cuando Petro llegó a la presidencia, a Vendrell y su compatriota, Manuel ‘Manel’ Graul Pujadas, les fue otorgada la nacionalidad colombiana de manera exprés por orden presidencial, a pesar de sus dudosos méritos.
Ambos llegaron a la campaña de Petro junto con Eva Ferrer, la hoy consejera para la Reconciliación, por su relación personal con el candidato y su esposa. El trío de catalanes amigos de la familia presidencial es objeto de especulaciones y preocupación entre cercanos al presidente, que temen que su relación lo termine metiendo en otro escándalo.
Esta investigación de La Silla Vacía revela cómo Grau y Vendrell hoy juegan en las altas esferas del poder, amparados en su cercanía personal con la familia presidencial.
Vendrell, que enfrenta cargos por delitos de malversación, prevaricato, soborno y tráfico de influencias en España ha acudido a la Cancillería en busca de un pasaporte diplomático para blindarse jurídicamente.
Grau, el empresario, fue nombrado como miembro de la junta directiva de la Central de Inversiones del Estado, Cisa, este año. Tiene una vasta red de compañías en Colombia a donde se trasladó en 2012. Entre sus socios ha estado el mismo Vendrell y otro extranjero cuestionado. Ya había contratado en una concesión durante el gobierno de izquierda en la Alcaldía de Santa Marta. Pero desde la llegada de Petro a Casa de Nariño, Grau ha adquirido otros roles. Por un lado, ha sido acompañante de dos viajes internacionales de la primera dama, presentándose falsamente como funcionario público, lo que podría ser un delito. Por el otro, se ha reunido con funcionarios del gobierno y con políticos y ha hecho las veces de canal para llegar al presidente Petro.
Grau y Vendrell están dentro del restringido círculo personal de los Petro Alcocer, y han sido vistos en la residencia privada de la pareja presidencial y en la casa presidencial de Cartagena, y en un evento de Palacio, según cuatro personas cercanas al círculo de Petro y Alcocer, que dieron su versión para esta investigación a cambio de permanecer anónimas.
De hecho, Vendrell aparece visitando en el despacho a Petro, según la agenda, el 12 de octubre, semanas antes de tener que acudir a una citación a declarar en España en el caso de corrupción por el que lo imputaron en 2020.
Por esos días, según supo La Silla, al despacho del Canciller Álvaro Leyva llegó una solicitud de Vendrell para obtener, después de la nacionalidad, un pasaporte diplomático. Con ese documento, según fuentes que lo supieron de primera mano, el catalán esperaba dotarse de una seguridad adicional, por si las autoridades españolas pedían su captura. Sin embargo, según le dijo un portavoz de Leyva a La Silla, él “no tiene conocimiento de que esa persona tenga pasaporte diplomático, ni lo ha autorizado”
La cara de Vendrell ya había quedado expuesta en Colombia. En la campaña presidencial apareció en los llamados “Petrovideos”, la filtración de reuniones de campaña que publicó la revista Semana. En los videos queda claro que tiraba línea dentro de la estrategia electoral de Petro, pero en un escueto comunicado a La Silla aseguró que solo fue “coordinador de testigos en la última campaña”.
El recorrido político de Vendrell empezó en el grupo terrorista Tierra Illure que se desmovilizó en el 91. Vendrell aceptó que participó en dos atentados que no dejaron víctimas. Luego se reinsertó y posteriormente se convirtió en un político visible afiliado al ala que promueve la separación de Cataluña de España. Milita en el partido Esquerra Republicana de Cataluña y fue diputado por varios años. También fue consejero en representación de ese partido. Luego pasó a presentarse como empresario.
Tras la victoria de Petro y apenas tres semanas después de la posesión, Vendrell estaba estrenando cédula colombiana, según le confirmó a La Silla Vacía la Cancillería en una respuesta a un derecho de petición.
El 31 de agosto de 2022, por un procedimiento que la ley delega exclusivamente en el presidente, Petro otorgó la “nacionalidad colombiana por adopción mediante exoneración de requisitos” a Vendrell (el mismo día que lo hizo con Eva Ferrer, la amiga de la primera dama).
Después de conocerse desde hace una década, Petro premió a quien en 2020 describió como “un empresario cuyo delito es ayudar a la independencia de Cataluña”, cuando fue capturado para que le imputaran cargos.
La exoneración de requisitos libraba a Vendrell de tener un pasado judicial ejemplar, de haber vivido en Colombia como residente un mínimo de 5 años y de presentar un examen de conocimiento.
Además, la orden de Petro le dio la nacionalidad por “conveniencia para Colombia” a un hombre con un pasado judicial inquietante. Se trata de información desconocida en Colombia, pero que está registrada en múltiples medios españoles.
El político de Barcelona está involucrado en un caso de corrupción enorme descubierto en una operación bautizada “Voloh”, que destapó un mega escándalo dentro del establecimiento Catalán. Desde 2020 tiene una imputación por cuatro delitos de corrupción, con un expediente con tres líneas de investigación.
Una tiene que ver con si participó en un complot en el que habría estado Rusia para promover y financiar la independencia catalana con Carles Puigdemont. La segunda tiene que ver con los enfrentamientos entre civiles y policías promovidos por un movimiento ciberactivista llamado ‘Tsunami Democratic’. La tercera con beneficiar sus negocios privados para favorecerse a sí mismo y a sus proyectos usando una red clientelar.
Dentro de todo ese proceso las pruebas principales son las interceptaciones a la línea telefónica de Vendrell y mensajes de WhatsApp. Ahí, además de dejar pistas sobre su presunta participación en todos los hechos por los que lo investigan, habla de sus intereses políticos fuera de España.
Además de anticipar que “sería de cojones” tener a Petro de aliado en una conversación con un otro político en España, Vendrell hace otros comentarios sobre sus nuevos compatriotas por adopción exprés.
Molesto porque una empresa competidora en una licitación con el departamento de salud catalán lo iba a demandar, lanzó una amenaza: “Si quieren pleitear, que pleitean, que hagan lo que les dé la puta gana. Como me hinchen mucho los huevos, les enviaré a un colombiano y les daré dos hostias a cada uno, porque no hay derecho», le dice a un socio.
Además, en su correo personal las autoridades encontraron un documento reservado de la fuerza pública española sobre el asesinato de un narco colombiano con relaciones en España. Se trata de un documento que, según la prensa española, las autoridades no han sabido interpretar.
Finalmente, también encontraron una transacción de 12 millones de euros usando una empresa de Medellín para invertir en proyectos en Villa Bugatti, una zona en Cataluña que habría intentado beneficiar con un volteo de tierras.
“Sufro una persecución política en España como todos los independentistas”, aseguró Vendrell en respuesta a La Silla.
A Manuel Grau el premio de la nacionalidad se le demoró un poco más que a su socio Vendrell. En noviembre, bajo el mismo mecanismo, la Cancillería le confirmó a La Silla que el amigo de Ferrer y de la primera dama, se hizo colombiano también.
Menos de dos meses después, fue nombrado como miembro principal de la junta directiva en representación del sector privado en la Central de Inversiones S.A, empresa del Estado que se encarga de la comercialización de bienes e inmuebles del Estado, como consta en esta acta.
Fue presentado como «administrador, MBA, socio y gerente de la empresa Colombia SAS, empresa de implementación de tecnología, trabajó en Barcelona, España. Empresa gestora de hoteles y turística, emprendedor y socio de varias compañías». Desde ese cargo puede tirar línea sobre decisiones de activos del Estado.
La información acerca de Grau era menos pública. El catalán de 51 años también había sido visto muy cerca al presidente Petro y su esposa durante la campaña, pero con un rol más silencioso.
Ruth Quevedo, recientemente nombrada por Petro en la Comisión de Regulación de Agua, y quien trabajó en la campaña de mano de su gerente, Ricardo Roa, aseguró a La Silla que vio a Grau colaborando en la campaña mientras ella formulaba la política de economía popular. Sin embargo, no quiso dar detalles sobre el papel exacto del catalán y pidió que fuera consultado directamente.
Además, una fuente que lo vio de primera mano en varias oportunidades aseguró que solía estar en las reuniones y el apartamento desde donde Petro despachaba, pero que no solía intervenir ni dar opiniones. “Como cuando uno tiene un invitado frecuente en la casa que no es que participe en todo, pero que sí está ahí escuchando”, explicó esa fuente. “Lo que le gusta a Manel es la plata”, agregó otra persona que lo trató directamente durante la campaña.
Después del inicio del gobierno Petro una carta con el nombre de Grau empezó a circular entre los despachos ministeriales. Estaba dirigida al Canciller Álvaro Leyva y desde palacio querían que algún ministro la firmara presentando el “aporte al Estado colombiano” de Grau.
La carta, a la que La Silla tuvo acceso, pero no publica por petición de la fuente, resume la trayectoria como empresario de Grau.
Desde su inicio como asistente del director de logística de GSK, una farmacéutica, luego pasó 15 años en la compañía de construcción de su familia, y luego fundó el Barcelona Export Group, una empresa en la que participó Vendrell. Sobre Colombia, cuenta que llegó en 2012, y “ha estado en contacto con un sin fin de empresarios, políticos y personalidades de la cultura”.
La Silla no pudo confirmar si al fin llevó la firma de algún ministro. Pero en la carta quedan plasmados los méritos poco extraordinarios que tenía para la nacionalización: haber construido dos edificios de residencias estudiantiles entre Bogotá y Chía, que dieron, supuestamente, dos mil empleos “directos e indirectos”.
La carta, en cambio, no menciona otras líneas de negocios que conectan a Grau con socios cuestionados como Vendrell, entre otros.
Pero tras recibir su nacionalidad los aportes a Colombia de Grau no han estado relacionados con el mundo de las empresas. En cambio, se presentó como supuesto funcionario de Procolombia, la agencia del Estado que promueve el comercio exterior.
Así fue presentado durante el viaje que hizo Alcocer para reunirse con el papa Francisco en el Vaticano, en enero de 2023, según lo registró La W, que relata su nombre como parte de un listado de otros funcionarios. Así mismo lo registró la revista Semana.
Una fuente de adentro de palacio aseguró que Grau sí tenía expectativas de ser nombrado como asesor de Procolombia, pero eso jamás se concretó. En Procolombia le respondieron a La Silla que Manuel Grau no tenía ninguna vinculación con esa entidad. Presentarse como funcionario público sin serlo es un delito tipificado en el Código Penal. Aún así, Grau posó con Alcocer, el papa y su amiga Eva Ferrer en una foto oficial de la visita.
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