22 de diciembre de 2024

Falsos procesos de paz

Colombia ha intentado múltiples procesos de paz con grupos guerrilleros y paramilitares, incluyendo el M-19, EPL, PRT, Quintín Lame, y las FARC-EP. Aunque estos procesos se presentaron como exitosos, la realidad muestra un incremento en la violencia y el narcotráfico. Los desmovilizados del M-19 ocuparon altos cargos gubernamentales y diplomáticos, mientras que las economías criminales y los grupos armados continúan activos. Las negociaciones con el ELN han sido intermitentes, mostrando la dificultad de alcanzar una paz duradera. La influencia mediática y la corrupción complican aún más el panorama de la paz en Colombia.

Colombia ha sido escenario de varios procesos de negociación de paz a lo largo de su historia, ha intentado en prolongados procesos y con cada gobierno encontrar mediante el camino del dialogo la tan anhelada paz, pero la actual situación del país muestra que, si bien es cierto, en el papel fueron exitosos, en concreto y bajo los parámetros del Estado Social de Derecho, la realidad nacional es diferente.

Estamos en estándares de violencia y en incremento de la capacidad del narcotráfico, en gobernanza criminal, en muchas cosas, en peores condiciones que las presentadas cuando el diálogo se realizó.

Los diferentes grupos guerrilleros y los calificados por los aliados de estos grupos como paramilitares, sin excepción, han participado en procesos de paz.

Proceso de Paz con el M-19 (1989-1990).

El Movimiento 19 de Abril (M-19) creado por las Farc, entrenado, armado y financiado por Cuba, para cumplir con la tarea estratégica de urbanizar el conflicto y ante evidencia de fraude electoral, desde 1970 hasta su mediática desmomovilización secuestró, asesinó y realizó múltiples acciones violatorias a DIH y los DDHH todos hasta la fecha impunes.

En 1989, el M-19 y el gobierno colombiano, bajo la presidencia de Virgilio Barco, iniciaron conversaciones de paz que culminaron con la desmovilización del grupo en marzo de 1990.

El M-19 a la fecha enarbola barreras en actos públicos y sus antiguos militantes están vinculados no solo a los más graves actos de corrupción del actual gobierno, sino que lideran la Dirección Nacional de Inteligencia, las entidades de manejo de recursos estatales e intervención territorial y poseen en la actualidad muchos de los más importantes cargos de gobierno y diplomáticos.

Conviene recordar que gracias a las gestiones realizadas por los desmovilizados, beneficiarios de los acuerdos, fueron destinados a cargos diplomáticos en las embajadas europeas, consiguieron además de sanciones diplomáticas contra el Estado colombiano , sendos cuestionamientos por respeto a DDHH que llevaron a Alemania a suspender su permiso de uso del fusil G-3 lo que obligó a las Fuerzas Armadas a conseguir con urgencia permiso de Israel para emplear en el menor tiempo posible el Galil.

Proceso de Paz con el EPL, PRT y Quintín Lame (1990-1991):

El Ejército Popular de Liberación (EPL), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Movimiento Armado Quintín Lame también participaron en procesos de paz.

Estos grupos mediática y políticamente se desmovilizaron y entregaron sus armas en un proceso paralelo al del M-19, durante los últimos años del gobierno de Virgilio Barco y el inicio del gobierno de César Gaviria.

Es fundamental considerar que luego de su desmovilización, en los territorios en los que realizaban su gobernanza criminal, aparecieron otros grupos que continuaron apropiándose de la riqueza regional. Jamas en la realidad la tranquilidad llegó a eso territorios y el crimen cedió a pesar de las prebendas entregadas.

Tenemos suficiente evidencia para determinar en qué se convirtieron los hombres en armas del EPL. Si mapeamos el área de influencia de los grupos desmovilizados, encontramos que tienen a la fecha grupos armados integrados por las mismas milicias y la estructura de control territorial de quienes negociaron. Aunque posean otros nombres las economías criminales siguen rampantes.

Proceso de Paz con los grupos calificados de Paramilitares (2003-2006)

Los grupos armados distintos a los gerenciados, entrenados y financiados por la internacional socialista fueron hábilmente calificados de paramilitares, especialmente las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), quienes ante la comunidad política y académica fueron los responsables de gran parte de la violencia en Colombia.

Bajo el gobierno de Álvaro Uribe, se iniciaron negociaciones que resultaron en la Ley de Justicia y Paz (2005), que permitió la desmovilización de miles de combatientes de grupos armados que se enfrentaban a las Farc y el ELN y estableció mecanismos de justicia transicional.

Proceso de Paz con las FARC-EP (2012-2016)

Bajo la presidencia de Juan Manuel Santos, se inició un proceso de negociación en 2012 en La Habana, Cuba. Dos años antes el hermano del presidente y un grupo selecto de personalidades habían ya adelantado en secreto la arquitectura y futuro de los diálogos.

El 24 de noviembre de 2016, se firmó un acuerdo final de paz, que incluyó la desmovilización y reintegración de los combatientes de las FARC, así como la transformación del grupo en un partido político.

Como estructura de poder mantuvo sin que se considerara preocupante sus milicias, sus áreas de producción de narcotráfico, sus puertos de embarque, sus corredores de movilidad.

Eran parte de una de las más poderosas mafias del narcotráfico del mundo y no hay evidencia que la producción de narcóticos en sus áreas de injerencia haya dejado, si quiera un día, de producir, por el contrario mejoró y duplicó su producción.

La organización armada premió y pensionó a su vieja militancia con tierras y proyectos productivos, sacó de la cárcel a sus presos, atendió con recursos del Estado a sus enfermos a los que vinculó a muy bien financiados programas de reinserción con inmensos recursos de la comunidad internacional.

Prioritariamente cuenta hoy con más control territorial y capacidad armada a nombre de sus discidencias que cuando inició el proceso de paz.

Sin mencionar el blindaje jurídico logrado ante crímenes de lesa humanidad y el freno efectivo ante la acción de las Cortes Penales Internacionales por innumerable delitos comprobados y documentados contra el DIH. Dentro de los que se incluye el reclutamiento de menores que a la fecha no ha cesado, por quienes los medios de comunicación califican de disidencias. Así como la instalación de Minas antipersonal y artefactos explosivos improvisados que siguen causando víctimas civiles y militares sin parar.

Procesos de Paz con el ELN

Las conversaciones con el ELN han sido intermitentes durante los últimos 20 años, han sacado provecho sin parar de cada etapa, proceso e intento de negociación.

Cabe recordar que muchos de sus cabecillas eran extranjeros, que sus secuestros se consignan en cuentas fuera del país, no es inocente la participación y liderazgo del español “cura Pérez”, ni de la tabla catalana, ni de la ETA.

Sus finanzas criminales son sólidas y al igual que grupos armados pro rusos controlan el oro y los diamantes en el África, existe evidencia suficiente para afirmar que se benefician y controlan la extracción del oro en Venezuela y Colombia.

Los intentos de negociación durante los gobiernos de Juan Manuel Santos y posteriormente con Iván Duque dan muestra de:

Hábil aprendizaje de procesos anteriores.

Incapacidad de los gobiernos por conformar equipo de negociación que propenda por la preservación de intereses nacionales.

Poderosa influencia mediática.

Subordinación de la inteligencia militar y de gobierno a los intereses políticos de turno.

Control eficaz, gobierno de facto en amplias áreas en Arauca, Nariño, Cauca , Antioquía, Chocó, por mencionar solo algunas en las que no posee unidad de mando sino alianza criminal.

Construcción de una retórica de “paz duradera”, “paz total” negociación, dialogo…perversa, contumaz.

Los diálogos de paz nada han estado alejados de la perfidia y caen en terreno abonado al prosperar en una sociedad que prefiere exonerar al Estado de su responsabilidad de protegen a cambio de la embriaguez que produce la retórica de una paz construida en el embeleco de las causas subjetivas de la violencia y la generosidad que anhela encontrar en el criminal que maquilla de político.

Por: Republicano